4.1.1.19.2 El poemario “Corcel de fuego”, publicado en 1948 por Félix Pita Rodríguez


El texto poético “Corcel de fuego” recoge piezas publicadas por Félix Pita Rodríguez entre 1935 y 1940 y constituye su único libro de la etapa republicana, síntesis de sus hallazgos precedentes, que alcanzan aquí envergadura para figurar en nuestra historia lírica al enriquecer sus tradicionales campos de significación.

El libro está integrado por cuatro secciones que responden a tópicos identificables, con los títulos de “Corcel de fuego” (del cual toma su nombre el poemario), “Fuente callada”, “Baladas y nocturnos”, y “Landas innumerables”, las cuales tienen como punto centrípeto una asimilación de la médula del surrealismo pero no tanto de sus procedimientos creativos, la tensión de la materia del lenguaje para exprimir todas sus potencialidades expresivas y el implícito descontento ante la realidad.

La primera de las secciones remite a un universo onírico extraído en parte de lo circundante pero de hesitación con respecto a las fronteras de lo real y lo irreal, en el que el poeta no es el solipsista sino su antítesis, en tanto se siente determinado por un ser más poderoso que su alma, no un ente divino sino quizás las sociedad impositora de normas que le son profundamente ajenas, o derivadas de un orden que resulta injusto y rayano en el absurdo, lucidez que atormenta al poeta y de la cual trata de escapar.

La segunda sección constituye la menos mediatizada en la transferencia de la subjetividad doliente del autor, donde la lucidez alcanza mejor a los lectores en cuanto a la transparencia del lenguaje y a veces su nulidad con respecto al hondo contenido psíquico. A esta sección pertenece uno de los poemas más antologados de este autor en las panorámicas de poesía cubana, -“No sé si con palabras”- sin erigirse por ello en representativo sino más bien sui géneris, poeta de los que extienden las fronteras del universo lírico que los acoge:

“(…)

¿De dónde esta fatiga? ¿Por qué tan prisioneros
nadie sabe de quién, esos que no se pueden llamar,
siquiera, apenas, casi, recuerdos de recuerdos?

Este mundo que tengo tan nuevo entre las manos,
viene desde la hondura nebulosa del tiempo. Ayer tú eras.
Y eras también mañana. No sé cómo explicarlo.
Tal vez pueda decirte solamente esta noche
que el zumo de otras noches es su mismo silencio,
que cinco muertes antes tu mano ahondó en mi pecho,
que cinco muertes antes me dijiste gimiendo
lo que gimes ahora, repitiendo, gimiendo.
Tal vez pueda tan sólo decirte en esta noche
en que glacial, extraño, cálido, bien amado,
un aire fatigado gira junto a mi cuello,
tal vez pueda decirte tan sólo, no sé con qué palabras,
no sé cómo, sin poder explicarlo,
que eres la misma, que eres,
no sé, pero recuerdo. “

En la tercera sección priman las asociaciones que desembocan en un ambiente de irrealidad en el que todavía permanecen ciertos tonos neorrománticos. Lo fabular irrumpe en el poema como modo de recrear las angustias del poeta, derivadas de la opresión de realidades sociales que resultan enajenantes. La ironía y el absurdo irrumpen con mayor fuerza desde el fondo de la alienación.

La última sección expresa una poética transida de agonía ante lo ineludible de la muerte, como colofón de la enajenación e imposibilidad última del poeta de influir en su circunstancia. El texto en sentido general es fruto de una sensibilidad comprimida que encuentra un cauce en lo lírico como manera de sublimar los conflictos subyacentes, donde el sentido social no es deliberado pero algo se trasunta de los padecimientos colectivos, también en cuanto a plasmación estética de la atmósfera interna y externa que se cernía sobre el poeta.

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