4.1.1.22.7 El poemario “Pleno día”, y otros escritos por Samuel Feijóo hasta 1970


“Pleno día”, concebido entre 1963 y 1964, constituye una pieza poética de plenitud existencial, en donde se aprecia la superación del poeta de los lacerantes conflictos que habían determinado, si no su relación fruitiva, si la ética que había deducido de su vínculo intelectivo con el mundo natural. A fuerza de simplificar su canto, dotado ya de un lirismo casi desnudo y al tiempo imperecedero, este alcanza una raíz verdaderamente popular, en tanto sus versos parecen estar en el decir de todos sin un reclamo de paternidad.

Por su parte “Musitaciones”, 1965 – 1966, recrea el tópico de la inocencia original y el poeta se proclama en ese estado de alma pero con autenticidad, una conducta exenta de prejuicios que le permite interactuar con todas las esferas que conforman lo ecuménico, sobre todo en el ámbito de su espacio social y natural, desde la pureza primigenia del ser.

En este sentido, Samuel Feijóo asume cada vez más su propio ser desde una sinceridad que constituye patrimonio inobjetable de nuestra lírica, la inocencia, el desamparo, vuélvense así tópicos poéticos hondamente conmovedores, desde lo conmovido del bardo que se impresiona con el más mínimo dolor, desolado en su raíz.

Escribió entre 1967 y 1968 “En los deltas oscuros”, en el que se aprecia también la necesidad del poeta de volver a la pureza, ya sea la que escasamente tiene asiento en el alma humana como aquella que emana directamente de lo natural. La inocencia constituye entonces el paraíso al cual el poeta trata de volver con su voz rota.

De 1969 data su poemario “Caminos, polvos”, en el que está también presente el tópico de la naturaleza, donde la forma poética deviene fondo sobre el cual se yergue un decir que no devela del todo el misterio de la especie de participación del poeta en su mundo. El signo más preclaro de este poemario lo constituye un movimiento de la forma que no sigue una estructura métrica prefijada, ni siquiera de cadencioso verso libre.

En este período concibió por último “Versículos”, en 1970, que constituye una de las páginas confesionales más hondas y conmovidas de la tradición nacional, donde el sentimiento por la muerte de su esposa lleva a planos superiores toda la sustancia poética acumulada hasta el momento. Aquí se abre el último derrotero de la poética de Feijóo, donde el oleaje de los sentimientos determinará el próximo rumbo poético.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)