4.1.1.27 La denominada “poesía pura”, y sus cultivadores en Cuba, a partir de 1927


La definición de lo que constituye “poesía pura” y los propios cánones estéticos del movimiento no fueron exactamente definidos ni siquiera en sus centros generatrices de Europa, igualmente ocurre en Cuba, sobre todo si se tiene en cuenta que el mismo llegaría con cierto retraso a nuestras costas, impulsado en parte por la labor cultural de la “Revista de Avance”, presta a captar siempre los vientos artísticos revitalizadores.

El movimiento implica una depuración tanto de forma como de fondo, con la supresión de todo aquello que pueda expresarse a través de la prosa y en sentido general conlleva la ruptura del poeta con sus circunstancias, lo concreto, la inmediatez, para adentrarse en el universo de las palabras; con todas las contradicciones que implicarían estos principios a ultranza, en definitiva con el germen de la autodestrucción y donde el silencio sería el perfecto ideal poético, lo incontaminado por antonomasia.

La línea de poesía pura constituyó en Cuba un cauce expresivo abierto a partir de las sacudidas de la vanguardia, hacia donde derivarían muchos de los poetas que en su momento comulgaron con el movimiento. En el rejuego léxico vanguardista estaba ya implícita la propia cuestión de la poesía per se, que llevaría hacia una zona poética hecha sola de palabras, de una imposible inmanencia pero que pese a su inviabilidad filosófica implicó hallazgos y obras importantes para la lírica universal y específicamente de la Isla.

Además de las raíces estéticas del movimiento, en Cuba estuvo asimismo concatenado con las circunstancias políticas opresivas, de cuya influencia tampoco se podía sustraer el poeta y en este sentido el purismo es en gran medida el sostenido intento de evasión de las circunstancias, de negación de la realidad circundante a través de la inmersión en el oasis poético, pero el poeta tiene que respirar y lo que respira es precisamente su circunstancia, transmutada pero latente en el poema.

La propia coexistencia de la vanguardia y los albores de la poesía pura en el contexto de Cuba, dificulta las precisiones estéticas en cuanto a la evolución y la sucesión de panoramas poéticos y la propia clasificación de los autores en una u otra corriente, de ningún modo excluyente.

Se considera que Mariano Brull fue el cultivador más asiduo de esta tendencia, a partir de la publicación de su poemario “Poemas en menguante”, de 1928, sin embargo estas simientes poéticas ya estaban presentes en las obras de José Manuel Poveda y Regino Eladio Boti y han sido replantadas por otros a lo largo de la historia de nuestra lírica.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)