4.1.2.7.3 La poética de Eliseo Diego (1920 – 1994) en la etapa revolucionaria, “El oscuro esplendor”, 1966


En la poética de Eliseo Diego no se produce realmente una ruptura al advenir el triunfo revolucionario en 1959, sino que se mantiene sobre la misma cuerda estética que había definido su producción anterior. El bardo vibra también con el impulso colectivo y muchas de las grandes preocupaciones de su momento fungen como leitmotiv de una poética que sin embargo no atentaría contra su propia singularidad.

La inmediata vivencia revolucionaria está de algún modo implícita en los versos, aunque la soledad, la muerte y en sentido general todo aquello que se traduce en el sentimiento de la pérdida aparece aquí plasmado con una madurez expresiva que se vislumbraba ya superante de sus propios escollos.

Este cuaderno tiene sin dudas un sabor dramatúrgico a través de la configuración de personajes en ocasiones arquetípicos pero que reflejan asimismo un trasfondo de cotidianidad a veces ya lejana, en la cual el poeta apela a cierta condición eidética de la memoria para tratar de fijar algunas de sus nostalgias frente a la fugacidad del tiempo, plasma una poética directamente relacionada con la evocación y el pretérito como abrevadero pero nunca desanclada del presente.

En este sentido, muchos de los textos parten de lo factual, circunstancias de la realidad en las cuales se adentra sin detenerse para trascender hacia ámbitos más espirituales y de cuestionamientos matizados de filosofía. A diferencia de otros poetas de la etapa, la realidad no es aquí traspuesta tal cual a los versos sino que es transmutada a partir de ficciones en que imaginación y conocimiento desempeñan similar papel en el intento de develar su mundo y el de todos, con especial énfasis en lo cubano.

Otro de los signos de la madurez alcanzada es la serenidad con que el poeta se avoca a la escritura, son estas piezas ejemplos soberanos de la síntesis como cualidad lírica e incluso la quietud interior en el abordaje de los temas, que difiere un tanto de los textos precedentes; Eliseo Diego inicia así su obra de creación bajo los signos de una situación social diferente, con hallazgos que cimientan su trascendencia para las letras insulares.

El pintor Jorge Arche Silva (1905 – 1956), sus aportes a las Artes Plásticas cubanas
La obra plástica de Enrique Caravia y Montenegro (1905 – 1992)
Wilfredo Oscar de la Concepción Lam y Castillo (1902 – 1982), la trascendencia de su obra plástica
El escultor Teodoro Ramos Blanco (1902 – 1972), su obra
La obra plástica de Gumersindo Barea y García (1901 – ?)
El pintor Carlos Enríquez Gómez (1900 – 1957), un exponente imprescindible de las artes plásticas cubanas
La obra del escultor Juan José Sicre y Vélez (1898 – ?)
La obra del pintor y arquitecto Augusto García Menocal y Córdova (1899 – ?)