Al arribo de los hispanos a la América, ya había en Europa esclavos negros, llevados allí por traficantes de diversas nacionalidades tales como españoles y portugueses.

En los inicios de la colonización en Cuba los aborígenes fueron obligados a trabajar como esclavos, en la búsqueda de oro y plata. Como consecuencia de los abusos y maltratos a los que fueron sometidos y de las epidemias como la viruela y el sarampión que padecieron, la población aborigen fue aniquilada en un período de tiempo relativamente corto. La extinción de los indígenas favoreció a que el tráfico esclavista adquiriera un mayor auge, teniendo lugar desde el comienzo de la conquista e imperando hasta el primer tercio del Siglo XVIII en Cuba. El ingreso masivo de africanos a nuestro país se inició a finales de Siglo XVI.

La mayoría de los negros africanos fueron traídos en calidad de esclavos mediante la trata negrera, siendo la razón fundamental el aspecto económico, ya que las industrias coloniales establecidas en el país requerían de gran cantidad de fuerzas de trabajo.

A los esclavos se les agrupó en los llamados cabildos, mediante estos se impedían las relaciones entre los distintos grupos étnicos africanos, con el propósito de que cada nación conservara su cultura original y evitando de esta manera las posibles mezclas entre ellas.

Los grupos étnicos africanos que poblaron el archipiélago cubano, se encuentran conformados por cuatro culturas principales como la yoruba o lucumí, los grupos congos o bantúes, la cultura carabalí y la cultura arará. Las culturas que mayor influencia ejercieron para la formación del teatro cubano fueron la yoruba, la bantú y la abakuá.

El negro africano procedente de disímiles grupos culturales influyó y enriqueció en gran medida el teatro cubano debido a que dicha población constituyó durante siglos la capa básica de nuestra sociedad.

Los viajes de los portugueses a Indias a través de la costa africana, sirvieron de motivación para otros navegantes europeos. Creían que navegando hacia el oeste podían llegar a los territorios de Asia Oriental.

Cristóbal Colón fue partidario de dicha hipótesis, por lo que preparó un viaje de exploración apoyado por la monarquía española. La escuadra estaba constituida por tres carabelas: La Pinta, La Niña y La Nao Santa María. Contaban con una tripulación de noventa hombres aproximadamente. El grupo de expedicionarios españoles que representaban a los Reyes Católicos de Aragón y Castilla, partieron desde el puerto de Palos de la Frontera, comandados por Cristóbal Colón. Llegaron a la costa americana en octubre de 1492, creyendo que era el continente asiático.

La isla de Cuba fue descubierta durante el primer viaje realizado por Cristóbal Colón y su tripulación, pero no fue de interés económico para la corona española hasta la primera década del Siglo XVI, en las ansias de buscar oro. Los desembarcos de los navegantes hispanos, se produjeron por la zona más oriental de la isla con fines de conquista, iniciándose el enfrentamiento entre los españoles y los aborígenes, y con este enfrentamiento la ocupación y colonización.

Paralelo con la colonización, en el Siglo XVI, arribaron a Cuba los primeros actores y dramaturgos. Estos actores, hicieron que España también llegara a nosotros a través de sus representaciones teatrales.

No fue hasta el añSan Cristóbal de La Habana, ya existían en la misma los llamados cabildos.o 1512, la fecha en la cual se produjeron los desembarcos de los colonizadores españoles por el oriente cubano, a pesar de que Cuba había sido descubierta en 1492 por Cristóbal Colón cuando este realizó su primer viaje. Los aborígenes cubanos fueron sometidos a trabajar como esclavos, en la búsqueda de oro y plata.

Los areitos eran considerados patrones de superstición y salvajismo, de ahí que en los primeros años de la conquista fueron prohibidos por los hispanos, mediante una de las leyes de Burgos, exactamente el 27 de noviembre de 1512. El genocidio español se empleó en el aspecto humano y también en el cultural, pues España necesitaba demoler todas las expresiones nativas, para así aplicar tanto su domino, su empresa, como sus imágenes teatrales. Por tanto en el archipiélago cubano, emergió una etapa de subdesarrollo artístico.

En breve período de tiempo las comunidades indígenas desaparecieron, como consecuencia de los maltratos y las epidemias que padecieron. El desvanecimiento de los aborígenes tuvo como resultado que los areitos también sucumbieran, de ahí que no encontremos en ellos los elementos que definen al teatro que en la actualidad conocemos como cubano.

En las postrimerías de este lustro, comenzó la introducción masiva de africanos, traídos en calidad de esclavos, para que sustituyeran a los nativos cubanos.

Las actas de los Cabildos constituyen fuentes valiosas de las cuales hemos podido extraer información. Mediante ellas nos ha llegado hasta nuestros días la existencia de manifestaciones literarias; pues en las mismas se hace referencia a determinados individuos a los que se realizan pagos por la preparación de escenificaciones presentadas en festividades religiosas que tenían lugar en las diversas villas. Entre los nombres de los sujetos encargados de realizar dichas piezas encontramos a Pedro de Santiago, Pedro de Castilla, Juan Pérez de Bargas, Francisco Mojica, Jorge Ortiz y Juan Bautista Siliceo.

Se llevó a cabo la primera representación teatral de una obra cubana, con la obra titulada Los buenos en el cielo y los malos en el suelo. Así también como la existencia en el año 1588 de una compañía teatral.

En esta época tuvieron lugar varias festividades tanto religiosas como profanas, en las cuales se hallan los antecedentes del teatro cubano. Entre las primeras podemos mencionar la festividad del Corpus Christi, unas de las más importantes, y los Autos Sacramentales. El Día de Reyes, fue otra de las celebraciones que jugaron un papel protagónico en este siglo dentro del ámbito del teatro cubano.

El teatro cubano del Siglo XVI, estuvo representado por las modestas danzas, las invenciones, los autos, los entremeses, las farsas, las fiestas de carros, los juegos, y obra buena; que fueron realizados, siendo los cimientos de la evolución y desarrollo que más tarde dio lugar al teatro cubano.

Podemos afirmar que el desarrollo del teatro cubano, parte de modestas danzas, autos, juegos y otros ya mencionados; pues no es más que el trasplante del arte europeo a las nuevas tierras.

En pleno siglo XVI, las festividades cristianas del Corpus Christi sirvieron de contexto para la aparición de las primeras expresiones escénicas en la Isla. Informaciones dispersas en las Actas Capitulares dan cuenta de determinados sujetos entre las huestes colonizadoras que tienen a su cargo la organización de danzas, invenciones, autos sacramentales, entremeses, farsas y comedias.

Los areítos, constituyen la expresión artística fundamental y colectiva de la cultura aborigen cubana, hecho que hemos podido percibir a través de las narraciones y testimonios de los cronistas de la época, los cuales le otorgan un lugar cimero dentro de la misma.

La palabra areíto, es un vocablo antillano originario del arauco aerin, cuyo significado no es más que ensayar y recitar. Exhibe un alto sentido musical, propio de toda expresión popular y colectiva, es decir, se cantaba y bailaba en colectivo durante un largo tiempo.

En esta compleja manifestación de la cultura cubana aborigen, se fusionaban el canto, el baile, la poesía, la coreografía, la música, el maquillaje, la danza, los ritos y la pantomima. Entre sus características encontramos una estructura dialogal en el canto, donde existe una copla y un estribillo; las danzas eran miméticas y tenían un carácter ritual.

El Tequina o coreuta (en lenguaje indígena), sinónimo de maestro, artesano o experto, profesional en una palabra; era el solista o guía de la ceremonia mágico-religiosa, el cual tenía como función iniciar el canto, conducir el coro. En ellos podemos ver a los primeros poetas, músicos y actores cubanos.

Los temas representados en este espectáculo coreográfico y cohesionador de la comunidad, eran narraciones históricas que relataban hechos vitales y hazañas de caciques, así como acontecimientos de la vida diaria relacionados con la fertilización y otras cuestiones.

El areíto, tenía una función social de sentido económico, pues era la vía de congregar las fuerzas individuales para una empresa de trabajo colectivo; este podía ser la siembra, la elaboración de una casa, un batey, una canoa, o la realización de una gran ceremonia sacro mágica que aseverase las cosechas o las lluvias y así como que alejase los desastres naturales como el huracán y otros. Además proveía la oportunidad de establecer y estrechar relaciones entre los integrantes de la tribu, entre las tribus foráneas o vecinas; y entre las autoridades y los gobernados.

A diferencia de como sucedía en México, Guatemala, Choluha, Yucatán y otras naciones donde existían sitios destinados a tales ceremonias, los areitos carecían de un local o teatro, plataformas, anfiteatros o sitios apropiados para la realización de los mismos; aunque hay referencias en narraciones de Las Casas en la que habla de un lugar como la plaza o batey, o el caney.

Se podía observar en ellos la representación e imitación al trabajo colectivo. El maquillaje de los danzantes-actores, hecho a base de plumas y flores, con sus cuerpos pintados de rojo y negro. Los hombres se adornaban más que las mujeres, las cuales participaban desnudas y sin pintura si eran doncellas, las casadas sólo usaban unas enaguas. Había una escasez de máscaras, por lo que podemos decir que aún no habían adquirido el nivel teatral de la encarnación del personaje como creación del intérprete.

El areíto era la manifestación más purificada de la política, la cultura y las filosofías aborígenes cubanas, la representación de la organización política y cultural de los primeros pobladores cubanos.

Bibliografía: Rine Leal. Breve historial del teatro cubano.

En el teatro del siglo XV, emprendieron a emerger obras no religiosas, con argumentos cimentados en cuentos tradicionales o anécdotas divertidas. Las obras de intención moral, donde se empleaba la poesía, la música y la comedia para enseñar al pueblo, se hicieron populares. Además se crearon los llamados juglares, pequeños grupos de artistas profesionales que trabajaban en los patios de las posadas y en las ferias.

Las obras de Corpus Christi, como también eran conocidos los misterios, ya que se representaban en esa celebración, lograron gran jerarquía en España por estas fechas, en lugares como Aragón y en algunas zonas de Levante. Entre los misterios que se destacaron podemos referirnos al Misterio de Elche. Este rememora la asunción de la Virgen y sin interrupción, desde este lustro, se representa cada año.

En el siglo XV, los milagros y las moralidades, también tuvieron su espacio de gloria. La moralidad más afamada en Inglaterra data de finales del siglo, denominada Everyman (El hombre). Posee una adaptación española, la cual se conoció como La disputa del alma y el cuerpo.

Decisivos acontecimientos tuvieron lugar en Europa entre los Siglos XV y XVI, los cuales acabaron por derribar la severa estructura medieval, permitiendo al mundo avanzar. Esos hechos llevaron a los individuos a tener una nueva visión del mundo, a partir de la cual el centro de atención pasó a ser el hombre. Fue un proceso social, que tuvo amplias repercusiones en las artes, la ciencia y la cultura en general, conocido por el nombre de Renacimiento.

Numerosos escritores, primero en Italia y después en otros países de Europa, se concentraron en el teatro de los antiguos griegos y romanos. El renacimiento constituye un período de la historia europea, que se caracterizó por una reiterada atracción por el pasado grecorromano clásico y especialmente por su arte. Existía una apertura hacia nuevos horizontes del saber, por lo que la influencia absoluta que había tenido la religión disminuyó.

Esta tendencia, no se dio en el mismo momento en todos los países europeos, sino que comenzó en diferentes períodos en dependencia del lugar. Tampoco ocurrió de súbito, fue un proceso de cambio lento en cuanto al progreso de las ideas y valores de la época. En el teatro, se intentó rehacer el drama clásico, pero sin embargo el teatro tomó una forma totalmente nueva con algunos aspectos del clasicismo, ya que las representaciones clásicas no se conocían bien.

En Italia, país que hizo enormes aportes al teatro, se dio de manera muy viva. Allí encontramos las primeras muestras de teatro renacentista. Las primeras obras teatrales del Renacimiento fueron escritas en latín y luego pasaron a escribirse en lengua vernácula; generalmente su argumento estaba basado en modelos clásicos. Eran obras con fines didácticos concebidas para ser leídas, en las que podían intervenir varios actores.

Las piezas no tuvieron notoriedad alguna, ya que este nuevo sistema teatral, no fue un desarrollo de las formas religiosas ni de las prácticas populares o dramáticas, sino que se trataba de un procedimiento estrictamente erudito. A pesar de lo antes expuesto, algunas obras lograron un éxito considerable.

La verosimilitud, la apariencia de verdad, fue el concepto teatral renacentista más significativo; el cual consistía en eliminar lo improbable, lo irracional, para recalcar lo lógico, lo ideal, el orden moral adecuado y un sentido claro del decoro. La comedia y la tragedia no se podían combinar, los coros y soliloquios fueron eliminados. Los personajes eran diseñados como ideales más que como individuos con sus particularidades.

Entre las reglas rigurosas que fueron establecidas por los teóricos italianos y posteriormente adoptadas por numerosos países europeos podemos hacer referencia a que una obra sólo podía contener una trama, la acción debía desarrollarse en un periodo de veinticuatro horas y en un sólo lugar. El acatamiento a estas normas, según se entendía, acordaba la calidad de la obra.

Emerge en esta etapa la comedia erudita, la cual era accesible tan solo a la gente de cultura, por su compleja elaboración. También floreció el drama pastoral; donde la música jugaba un papel muy importante, hasta evolucionar en un drama totalmente cantado que más tarde daría origen a la ópera. El drama pastoral exponía un rechazo a la vida en las ciudades y una abstracción del campo con supremacía de la fantasía.

En lo que respecta a la arquitectura, se llevaron a cabo intentos para recrear el escenario romano. Los primeros teatros italianos, se construyeron en espacios ya existentes, como palacios y patios, que tenían forma rectangular. El desarrollo más trascendental en cuanto a la escena, lo constituyó el hallazgo de la técnica de la perspectiva. Esta posibilitaba crear la ilusión de profundidad o espacio sobre una superficie plana; lo que viabilizó la edificación de escenarios que daban la impresión de ser lugares reales.

Se empezaron a presentar entre cada uno de los cinco actos de la obra, escenas simbólicamente exuberantes, denominadas intermezzi; lo que conllevaba a efectuar cambios de decorados. Durante los siglos que siguieron, se idearon sistemas mecánicos para cambiarlos.

En este período se crearon asociaciones de actores para representar la farsa. Esta era una pieza breve que se representaba en los intervalos de los misterios, la cual se independizó del misterio y se convirtió en un género propio, con personajes populares y un lenguaje asequible.

Los títeres tuvieron su apogeo y también una caída. Estos tenían una ventaja sobre los actores, ya que la Iglesia le admitía a un títere hacer o decir lo que a un actor de carne y hueso no le perdonaba. Tomaban parte en las ceremonias religiosas para ilustrar el culto. Los autómatas o teatros de muñecos mecánicos, se hicieron populares; estaban montados sobre grandes plataformas que se movían y representaban animales, ángeles y pastores, entre otros. Las escenas religiosas se desarrollaban acompañadas por música de órgano y eran comentadas por un narrador. Pronto los titiriteros comenzaron a ser criticados y atacados.

El teatro de actores comenzó a adquirir un desarrollo, los cuales trabajaban en las cortes; los titiriteros quedaron relegados a los caminos y pueblitos, los autores no escribían para ellos y los muñecos no eran reparados por la falta de recursos; produciéndose la decadencia total del teatro de títeres, aunque el mismo no llegó a desparecer.

Juan del Encina (1469-1529), es considerado el precursor del teatro renacentista español. Entre sus obras, églogas dramáticas, cabe citar Cristino y Febea, Auto del Repelón, Plácida y Vitoriano, Zambardo y Cardonio, y Filomeno. Escribió y representó breves piezas en los círculos cortesanos italianos y españoles, las cuales le aportaron gran reputación.

A finales del siglo XV, el teatro español emprendió su desarrollo. Este refleja la acción positiva de los reyes y de la Iglesia Católica, y sobre todo, la lucha del pueblo por conquistar su libertad. El teatro español, se basaba en elementos populares y nacionales.

Bibliografía: Freddy Artiles. La maravillosa historia del teatro universal.

El teatro nacido en Grecia en el Siglo VI (a.n.e.), continuó su evolución con el florecer de la comedia, la cual se desarrolló hacia la mitad del siglo V (a.n.e.).

Ésta poseía una estructura muy celada, emanada de los antiguos cultos de la fertilidad. La fusión de ataques satíricos a personalidades públicas del momento, chistes escatológicos atrevidos y parodias aparentemente sacrílegas de los dioses, eran la base de su comicidad.

En el siglo IV (a.n.e.) la comedia había suplantado a la tragedia como forma imperante. Las más antiguas que se conservan hoy en día son las escritas por Aristófanes.

Como resultado de las conquistas de Alejandro III el Magno, la cultura griega se difundió, y emergió por esas fechas un tipo de comedia local, llamada nueva; debido a que las comedias literarias y las tragedias filosóficas, pasaron a ser poco adecuadas. El gran autor de comedias nuevas, fue Menandro, del cual la única obra que se conserva completa es El misántropo.

En ese siglo, se construyeron recintos teatrales griegos permanentes hechos de piedra, algunos de los cuales han llegado hasta nuestros días. Las representaciones teatrales se realizaban al aire libre, en teatros descubiertos.

Teatro en el Viejo Continente hasta el Siglo XIVEl edificio en el centro y abajo, estaba conformado por una plataforma elevada y circular para cantar y bailar llamada orchestra, con el thymele (plataforma circular) situado en el centro, en la que se situaba el coro; y detrás, se encontraba el proskenion o escenario, un estrado largo y bajo en el que se actuaba. El público se sentaba en unas galerías en forma de semicírculo y escalonada, divida en sectores y denominadas kóilon o théatron. La capacidad con que contaban estos espacios era para un total de entre quince mil y veinte mil asistentes.

Tras el proskenion se hallaba el skené, amplia construcción rectangular, la cual representaba casi siempre la fachada de un palacio. Detrás del skené se situaban los cuartos o camerinos, para el uso de los actores.

Los títeres también tuvieron su lugar en esta nación, donde actores humildes y menudos hacían reír a un pequeño grupo de familias ricas y selectas. Los títeres eran conocidos como neuropastas, eran accionados por intestinos de animales disecados a manera de hilos. Constituyeron una diversión doméstica sólo para algunos. Se conoce que el famoso titiritero, Photino, viajó por todo el país ofreciendo funciones. Generalmente los títeres eran marionetas.

En la antigua Roma, el teatro no tiene sus orígenes en las festividades religiosas como en Grecia, aunque en los inicios las representaciones estaban ligadas a festivales religiosos. Pronto se transformó en un entretenimiento, debido al aumento de la realización de festivales; siendo la comedia la forma más popular. Se ejecutaban piezas muy breves, conocidas como farsas, eran obras cómicas o bufonescas, sin texto escrito, que se burlaban de los vicios y costumbres de la época. Las mismas incluían cantos, diálogos y danzas, carecían de valores artísticos y estaban destinadas a la diversión.

Entre los tipos de farsas que existieron encontramos las atelanas, en las que los actores usaban máscaras con expresiones fijas. El mimo, procedente de Grecia, en el que intervenían dos personajes principales y usaban máscaras, uno vestido de blanco y el otro de harapos. Esta variante fue muy popular, en ella se les permitió a las mujeres actuar; la expresividad era lograda por medio de las manos, el rostro y el cuerpo. Con el prescindió de la palabra y dio lugar al surgimiento de la pantomima.

Las comedias empezaron a ponerse de moda alrededor del Siglo II, específicamente en el año 300 (a.n.e.), llegando a tener mayor éxito que en Grecia. Es entonces que emergieron autores cómicos, entre los que se destacaron Plauto y Terencio, cuyas obras eran adaptaciones de la comedia nueva griega y se basaban en una intriga de carácter local. Se hizo frecuente tomar dos argumentos diferentes de comedias griegas y fundirlos en una sola, proceso conocido como contaminatio.

Las tragedias, por su parte, partían de los modelos griegos, sin la utilización del coro. Las había de ambiente romano y griego; la comedia romana se destinaba más bien a la lectura en algunos círculos de patricios.

Los edificios teatrales de Roma, se construían de madera, en ocasión de alguna festividad, y luego eran derribados, lo que sucedía a veces con los de piedra y mármol. Las presentaciones teatrales también se efectuaban en teatros al aire libre. Estos hicieron reformas en el escenario, tales como reducir el espacio de la orquesta para cantar y bailar, convirtiéndose en un semicírculo. Los elementos que componían el escenario eran tres puertas situadas al fondo, con el objetivo de dar la impresión de que la obra tenía lugar en una calle romana y su decorado era mínimo y sugerente.

En las postrimerías del Siglo II, algunos espectáculos como las luchas de gladiadores, se hicieron más notorios que el teatro, aunque para los romanos, eran una forma de teatro. Los luchadores interpretaban famosas batallas de la historia, con una trama superficial, vestuario y decorados.

En el siglo I, el interés del público por la tragedia había decaído, por lo que se escribían obras para ser recitadas o leídas y no representadas. Entre ellas se conocen las de Séneca, fundamentadas en mitos griegos, aunque tendían a destacar los aspectos sobrenaturales, la violencia sangrienta y la pasión obsesiva más propias del melodrama.

Por esta fecha, se comenzaron a construir teatros permanentes, el más conocido fue el Pompeyo, fundado en el año 55 (a.n.e.). En la ciudad de Roma, solamente existían tres teatros, los cuales a diferencias de los griegos se levantaban en lugares llanos. En los espacios romanos, el área destinada al coro, cuya función era ya insignificante, fue disminuida a un pequeño semicírculo. En la orchestra no se representaba, sino que servía de asiento a los senadores y otras figuras importantes. Se construyeron edificios independientes, posibilitado por el arco como elemento arquitectónico.

Los títeres eran una diversión callejera y con frecuencia los titiriteros sufrían cárcel o destierro, si en sus espectáculos hacían alguna alusión a la política. Llamados pupa, pupae o sigilla, los títeres romanos eran hechos de barro, madera o marfil. Los mismos reproducían a los personajes enmascarados de las farsas atelanas.

Las representaciones teatrales en Europa, se extinguieron con la caída del Imperio romano, en el año 476 (d.n.e.). Sólo los artistas populares, conocidos como juglares y trovadores en el mundo medieval, perduraron y proveyeron un lazo de continuidad.

La actividad teatral resurgió en Europa 500 años más tarde, en el seno de la Iglesia católica romana, en forma de drama litúrgico. Se realizaban con frecuencia festivales, organizados por la Iglesia, que tenían un marcado carácter pagano y popular, muchos de los cuales tenían elementos teatrales; con el objetivo de ampliar su influencia.

Entre el año 400 y el 1500 (d.n.e.), las autoridades eclesiásticas se sirvieron del teatro para divulgar entre el pueblo las historias de la Biblia y los valores del cristianismo. Los sacerdotes crearon dramas de tema religioso, llamados autos sacramentales o misterios.

Los adornos antifonales, conocidos como tropos, en el siglo IX, fueron incorporados a los complejos elementos musicales de la misa. Poco a poco la ceremonia se convirtió e una representación en la que los sacerdotes, recitaban y cantaban el texto e interpretaban los papeles de Jesús, la Virgen, los ángeles y otros. Del año 925, encontramos el origen del drama litúrgico, con un tropo pascual de tres versos con un diálogo entre las tres Marías y los ángeles en la tumba de Cristo.

El drama litúrgico se desarrolló a partir de varias historias bíblicas en las que actuaban monaguillos y jóvenes del coro. Muchas historias bíblicas temáticamente relacionadas se representaban como un ciclo. Estas obras eran conocidas por varios nombres, obras de Pasión, milagros o loas, entre otras.

En los comienzos, se empleaban las vestiduras propias para la celebración de la misa y las formas arquitectónicas de la iglesia como decorado. Después se organizó de modo más formal, se dividió el escenario en mansión (pequeña estructura escénica, que sugería de forma emblemática un lugar en concreto) y platea (área frente a la mansión que era utilizada por los actores para la interpretación de la escena). Se construían las mansiones alrededor de la nave central del templo.

El drama medieval no siempre mostraba tensión y conflicto, su intención era dramatizar la salvación de la humanidad. Las obras eran episódicas y su acción tenía lugar en periodos de tiempo que abarcaban miles de años.

En el siglo X, los diferentes ritos eclesiales posibilitaban la representación dramática. La misa misma no estaba lejos de ser un drama y algunas festividades como las procesiones del Domingo de Ramos, se celebraban con actividades teatrales.

La primera pieza teatral española que se conoce se denomina, El Auto de los Reyes Magos, de la cual sólo se conservan 147 versos y pertenece al Siglo XII. En el Siglo XIII, se prohibió representar dentro de la Iglesia, debido a que el drama litúrgico comenzó a incorporar elementos de la vida cotidiana, apartándolo de la solemnidad de la misa. Este pasó a ser representado al patio interior fuera del templo.

En este período aparecieron los milagros, una nueva forma del teatro sacro. Estaban basados en la vida de los santos, con mayor frecuencia su nudo se centraba en escenas tomadas del Antiguo y el Nuevo Testamento; incluían elementos realistas y bufonescos, y su personaje principal era el Diablo o Demonio. Entre sus autores encontramos al francés Jean Bodell y al alemán Rutebeuf.

Los milagros se representaban durante la Pascua y en otras fechas de especial significado religioso. Luego, aunque estaban patrocinados por la Iglesia, eran representados por los artesanos. Adquirieron una estructura formal definida a finales de este siglo o principios del XIV.

Los misterios, también llamados obras de Corpus Christi (por ser esta la celebración en que se representaban) partían de los milagros, pero representaban la vida de Cristo; es la modalidad que mejor caracteriza al teatro medieval. Al igual que los milagros, eran representados por los artesanos en las plazas los días de ferias comerciales. La trama solía comenzar en el mismo momento de la creación del mundo. El misterio completo, a veces, consistía en treinta o cuarenta dramas separados, y cada uno trataba sobre un momento de la vida del protagonista. Podía representarse en un escenario móvil o estático.

Luego la Iglesia rechazó nuevamente al teatro y para no perder sus beneficios, trasladó las representaciones hacia el exterior del edificio, por lo que las obras comenzaron a interpretarse en las plazas de mercado de las ciudades o en carretas que podían trasladarse de una localidad a otra.

Los juegos surgieron en el Siglo XVIII, eran llevados a escena por asociaciones laicas llamadas puys. Uno de sus autores más destacados fue Adam de Halle. Este era un género cómico que se burlaba del campesino y del comerciante.

En el siglo XIV, el teatro se independizó del drama litúrgico, para representarse fuera de las iglesias especialmente en la fiesta del Corpus Christi y evolucionó en ciclos que podían contar con hasta 40 dramas. Estos eran producidos por toda una comunidad en un período de entre cuatro o cinco años.

Las representaciones podían durar de dos días a un mes. Los intérpretes eran aficionados y analfabetos, de ahí que las obras se escribían en forma de copla de fácil memorización. Las obras estaban llenas de anacronismos, de referencias locales y de tópicos; el vestuario y el atrezo eran los propios de la vida de la época. Los hechos realistas eran llevados a escena con la mayor autenticidad posible. Presentaban un contenido religioso, aunque eran vistos como una vía de entretenimiento.

Se empleaban varias formas básicas de puesta en escena, en Inglaterra y en España, las carrozas fueron las más usuales, es decir, era un escenario móvil. Los actores trabajaban sobre el carro y sobre la platea construida a tal efecto en la calle o sobre alguna plataforma anexa; técnica empleada en España con pequeñas diferencias. En Francia, los escenarios eran simultáneos, se hacían varias mansiones una al lado de la otra, y se levantaba una plataforma.

Una forma tardía y mucho más moderada del teatro sacro medieval fue la moralidad, que brotó entre los Siglos XIV y XV. La misma estaba basada en la alegoría. Su protagonista era el Pecado, otros personajes- ideas eran la Avaricia, la Pobreza o la Maldad. Eran realizadas fuera del control de la Iglesia, en los gremios de artesanos, institución importante de la Edad Media. Constituyeron el antecedente de lo que se convirtió con el tiempo en España en un género dramático, el auto sacramental.

El surgimiento del teatro data del Siglo VI (a.n.e.), a manos de los griegos, ya que se plantea que fueron los primeros en efectuar representaciones teatrales, según las investigaciones realizadas por expertos en el tema, y apoyados en los primeros datos documentados de literatura dramática pertenecientes a la época.

En Grecia, se realizaban bailes o festivales en honor a Dionisos, el dios del vino, de la embriaguez y de la fertilidad; entre ellos podemos mencionar el Gran Dionisíaco de Atenas, que tenía lugar en primavera y el Dionisíaco Rural, efectuado en invierno.

Estos primitivos diálogos relacionados con el culto al dios ya antes mencionado, con el paso del tiempo, fueron embrollándose y enriqueciéndose, hasta convertirse y dar lugar la aparición de textos dramáticos completos con varios personajes y un diálogo, de altos valores literarios y poéticos que exhibían la vida y el pensamiento en la antigua Grecia. En estas obras aparece bien precisada, por vez primera, un elemento fundamental con respecto a la caracterización del teatro como arte, el conflicto, es decir, el antagonismo de voluntades o puntos de vista.

El término drama proviene del vocablo griego drao, que significa acción, utilizado a veces para distinguir un género teatral específico y en su sentido más amplio, como sinónimo de literatura dramática. El drama es una obra literaria destinada a la representación ante un público, llevada adelante por personajes que instauran un diálogo y despliegan una acción que ha sido generada por un conflicto.

La comedia y la tragedia, son las dos variantes primordiales del drama griego. La comedia tenía un tono ligero y risueño. Ponía en escena a personajes más contemporáneos, a los que ridiculizaba mediante la risa. En muchas ocasiones era una vía para la sátira política a los gobernantes, en general reflejaba y criticaba las costumbres de la época.

El origen y evolución de la tragedia griega, según Aristóteles, se dio comenzando con el ditirambo, himnos corales en honor al dios Dionisos, los cuales frecuentemente contaban una historia. Tragos en griego significa macho cabrío, y ode, cantos, de ahí tragos-ode deriva en tragodía y finalmente en tragedia. Estas pretendían conmover a los espectadores mediante la compasión y el terror; planteaban problemas sociales y familiares de la época, relacionados con las creencias religiosas.

En general, los argumentos de las obras eran de poca acción, y se escribían en verso y se estructuraban en escenas. Estaban basados en mitos o en relatos de la historia antigua. Mediante las historias los autores pretendían hacer reflexiones sobre el carácter de los personajes, el papel de la humanidad en el mundo y las consecuencias de las acciones individuales.

Para la representación en los festivales solían presentar tres tragedias juntas, relacionadas por personajes comunes, para establecer una trilogía. Más tarde para apaciguar la tirantez del público, se adicionó al final de la trilogía una cuarta obra, el drama satírico, más bien bufonesca, reservada a hacer reír. Es decir, cada poeta tenía que presentar tres obras trágicas y una sátira, a menudo atrevida parodia sobre los dioses y sus mitos, conformando de ese modo una tetralogía.

La primera obra crítica sobre la literatura y el teatro es Poética (330 a.n.e.) de la autoría de Aristóteles. Hoy hemos podido constatar que los griegos escribieron más de 1000 tragedias, aunque en la actualidad solo se conservan treinta y una. Esquilo, Sófocles y Eurípides fueron los dramaturgos que se encargaron de concebirlas. Otros autores fueron Aristófanes y Menandro, comediógrafos.

Durante las representaciones, nunca había más de tres actores hablando en una escena, las escenas se presentaban interrumpidas por muchas canciones, cantadas por el coro. Al comienzo había un solo actor, conocido como protagonista y que dialogaba con el coro; luego Esquilo introdujo un segundo actor o deuteragonista, y Sófocles, un tercero conocido como tritagonista.

Las mujeres tenían prohibido actuar en el teatro, por lo que sólo actuaban los hombres, cuyos vestuarios consistían en máscaras para que el público identificara claramente a los personajes. Los primeros teatros, una especie de anfiteatros, a los que concurrían miles de espectadores, fueron hechos de madera.

Bibliografía: Freddy Artiles. La maravillosa historia del teatro universal.

 

En Cuba ya existía presencia humana cuatro milenos antes de la llegada de Cristóbal Colón en 1492, consecuencia de diversos procesos migratorios. En aquel momento poblaban la isla cien mil indígenas cubanos con asentamientos que poseían distintos niveles de desarrollo social y cultural.

El archipiélago cubano estaba habitado por varios grupos étnico denominados: Mayarí, Guahatabeyes, Siboneyes y Taínos, siendo estos últimos los más desarrollados.

Estos grupos étnicos cubanos se clasificaron atendiendo a sus actividades económicas fundamentales:

Recolectores – Cazadores – Pescadores: Eran los más antiguos y atrasados. Practicaban la pesca y la recolección. Fabricaban sus instrumentos de trabajo con las conchas de grandes moluscos. Contrastando con otro grupo que además de dichas actividades se dedicaban a la caza y poseían instrumentos de piedra pulida.

Agricultores – Ceramistas: En comparación con los Recolectores – Cazadores – Pescadores, este grupo era más avanzado. Practicaban la agricultura, siendo su principal cultivo la yuca, con la que fabricaban el casabe, alimento que podía consumirse en el momento o conservarse. Confeccionaban objetos y recipientes de cerámica y poseían una variedad de instrumentos elaborados con piedras pulidas y conchas.

A principios del siglo XVI, momento en que el conquistador Diego Velásquez inicia la invasión de la isla de Cuba, los españoles encontraron a su paso muestras de una expresión donde se aunaba el teatro, el canto, la pantomima y la danza, a la que los nativos cubanos llamaban areito.

El teatro de los aborígenes cubanos se encontraba implícito en la ceremonia mágica religiosa conocida como areito, en la cual hemos hallado las primeras representaciones teatrales cubanas. Por tanto el areito era la forma de representación que llevaban a cabo nuestros nativos, y además, constituye nuestra inicial expresión cultural.

Como en todas las culturas, el teatro aborigen cubano formaba parte de un rito, mediante el cual relataban sucesos acaecidos; y en su celebración intervenían varias manifestaciones tales como la danza, el canto y la pantomima.

Los relatos de los conquistadores, llamados Cronistas de las Indias, son los que nos han permitido conocer lo poco que sabemos hoy en día acerca de estos primeros habitantes cubanos y su cultura, y sobre sus manifestaciones artísticas.

Según la información que aportan las Crónicas de Indias podemos conocer hoy de las ceremonias donde aparecían la danza, la música y las primeras representaciones teatrales cubanas: ” Así los encontramos para rogar por la victoria militar o danzas guerreras; las fúnebres, para pedir la felicidad de los muertos; las nupciales, rogando por la dicha de los contrayentes, las de agradecimientos por las buenas cosechas y las de ruego para pedir lluvia, buena caza, abundancia de frutos de recolección u otros beneficios de la naturaleza, entre las que se encuentran la ceremonia de la yuca y el maíz”.1

El teatro aborigen cubano, en función de la tradición oral, fue un medio primordial para narrar las proezas, logros y acontecimientos de la tribu, y así hacer que los mismos fueran pasando de generación en generación, inclusive que fueran del conocimiento de clanes vecinos.

1 Luis Alfaro Salazar y Antonio J. Vargas. Prehistoria de Venezuela, página 210. http://www.monografias.com/trabajos17/musica-danza-aborigenes/musica-danza-aborigenes.shtml

Ejemplos de la vigencia de la influencia africana en la música cubana tenemos muchos. Uno de ellos es el grupo musical Síntesis, el cual se encuentra entre las agrupaciones más reconocidas y populares del panorama sonoro actual de la música en Cuba. Se distingue por un estilo único en la combinación de elementos patrimoniales y contemporáneos de la música popular cubana; fundiendo los antecedentes africanos con los modos creativos pertenecientes a diferentes estilos y géneros como el jazz, el rock, el pop y la música internacional.

El Grupo Síntesis fue fundado en 1976 por Carlos Alfonso, grupo vocal-instrumental, a base de teclados, guitarra, guitarra bajo y percusión cubana. Desde su establecimiento, el grupo sufrió nuevos cambios, en búsqueda de lograr los caminos que le permitieran afrontar los desafíos que se habían propuesto.

Según el compositor francés Michel Legrand: «Síntesis le ha aportado al rock una nueva sonoridad». Esto ha sido posible porque, según Carlos Alfonso, «hablamos de todo tipo de músicas porque mi tesis siempre ha sido que existe una gran interrelación entre la música afrocubana, el jazz y el rock. Para mí el rock no nació en Estados Unidos sino viene también de África. Todos los toques de batería de rock son basados en la música africana, la percusión que se utiliza en el rhythm & blues y en el rap, donde hoy sobresalen numerosos artistas afronorteamericanos, tiene los mismos toques de batá y de tambor de la música cubana pero traducidos de otra manera, lógicamente transculturizados».

Su director, Carlos Alfonso califica a Síntesis «como una banda de músicos con una pretensión de superación constante, donde no existe obra que se quede imantada sino renovable y abierta a todas las tendencias musicales, con un compromiso generacional, cultural y étnico, sin formalismo y con un lenguaje actual». Fue nominado al Premio Grammy Latino por Habana a flor de piel, mejor álbum tropical contemporáneo 2002.

El aporte de los africanos es decisivo y valioso en la formación de la nacionalidad cubana, siendo el mayor antecedente de dicha nacionalidad; define en el ámbito musical la textura sonora de lo que se ha llamado y se conoce como cubanía.

Cuando se habla de aportes de la música negra en la música cubana, un componente demandante es hablar de los tambores y del sentido rítmico que posee la raza negra. Características como la polirritmia, la alternancia del solista con el coro, además de la estrecha relación entre lenguaje y música y lenguaje y tambor, son elementos de análisis inevitables al hablar de la música afrocubana, especialmente en el Son y la Rumba.

Desde el Siglo XVI cubano y hasta nuestros días, las músicas negras de antecedente africano han tenido un hondo proceso de transvaloración musical que ha modificado, no solo los elementos formales, sino también los modos de ejecución, los patrones rítmicos, el desarrollo melódico y tímbrico y la conjunción armónica en la música cubana.

De especial significación en la música ritual de Cuba y sus derivaciones profanas, son los rezos, toques y cantos a los orishas, de los grupos yorubas y congos de nuestros días. Su trascendencia en la variedad instrumental y en particular de tambores, radica en la actualidad en la incorporación de los tambores batá en las orquestas de soneros y salseros en los últimos años.

La cultura africana es exquisita tanto en sus tradiciones, religiones como en las manifestaciones artísticas, destacándose particularmente su música. La música de los africanos ha marcado e influenciado en la cultura de numerosos países. En las músicas folklóricas cubanas, resultado de la síntesis de elementos africanos y euroasiáticos, se impusieron en su mayoría los componentes de origen africano. Uno de los elementos más significativos que ha legado la música africana a la música cubana precisamente fueron sus instrumentos musicales. Entre los instrumentos típicos encontramos el chekeré, el güiro y los tambores batá.

El chekeré en Cuba se conoce también con el nombre de ágbe. Es un instrumento músico-religioso y peculiar de la ceremonia yoruba. Se usa en ritos menos solemnes, secundarios o de diversión. El sonido se obtiene sacudiéndolo, haciendo que las semillas golpeen contra la cabeza y también golpeando la base del mismo con la palma de la mano.

El güiro se encuentra en la música popular de Cuba, siendo tradicional de la Salsa y el Son. Es un instrumento que suena por frotación, consta de una calabaza alargada conocida como “cocusa”, con ranuras que al rasparse con una baqueta dan un sonido áspero y de mucho volumen.

El tambor batá es un tambor de doble parche, está tallado en madera con forma de reloj de arena con un cono más largo que el otro. Este instrumento de percusión es usado primordialmente para propósitos religiosos o semi-religiosos de la cultura yoruba, localizada en Nigeria. También se usa con fines únicamente musicales. Los tambores batá son una familia de tres tambores consagrados: Iyá, tambor grande; Itótele, tambor mediano, y Okónkolo, tambor chico.